La inflamación de los conductos nasolagrimales, también llamada dacriocistitis, es una inflamación del sistema de drenaje de las lágrimas en uno o en ambos ojos que causa lagrimeo excesivo y, en ocasiones, enrojecimiento y secreción a pesar de no existir alergias, catarro u otros procesos desencadenantes. Puede producirse en personas de cualquier edad, pero se observa sobre todo en bebés: uno de cada tres la padece.
En las personas adultas la infección se produce cuando se bloquea el conducto nasolagrimal, a veces debido al patrón de crecimiento natural de los huesos circundantes. Este crecimiento estrecha los conductos nasolagrimales y provoca un bloqueo que permite a las bacterias acumularse e ir creciendo poco a poco.
Muchos bebés nacen con una membrana en el conducto nasolagrimal, que no se abre o es demasiado estrecho para permitir el paso de las lágrimas. Es algo muy frecuente y, en la mayoría de los casos este problema se habrá superado en el primer año de vida. Sin embargo, si el problema persiste después del primer año de vida, se realiza una intervención quirúrgica menor, normalmente indolora, para abrir el conducto (suele durar 5 minutos y realizarse en el propio consultorio médico).
Aparte de observar el enrojecimiento, la inflamación y el lagrimeo excesivo típicos de la inflamación de los conductos nasolagrimales, el profesional del cuidado de la salud ocular podrá realizar otras pruebas para identificar este trastorno. Estas pruebas incluyen presionar la zona próxima a los senos paranasales para provocar la secreción de lágrimas a través de los conductos nasolagrimales, así como pruebas de tinción, en las que se instila un líquido de color para que recorra los conductos nasolagrimales y detectar si están obstruidos.
Entre los síntomas de la infección de los conductos nasolagrimales destacan:
En la mayoría de los casos, el tratamiento preferente consistirá en antibióticos orales que actuarán con rapidez y eficacia y, por lo general, harán desaparecer la infección en cuestión de días. En algunos casos en los que las infecciones no responden a los antibióticos, puede estar indicada la cirugía para desbloquear los conductos nasolagrimales, o para eliminar el hueso circundante que puede estar haciendo que estos conductos sean demasiado estrechos.