Los ojos llorosos aparecen cuando producen un exceso de lágrimas; en otras palabras, cuando los ojos fabrican más lágrimas de las que pueden drenar. Esto puede deberse a una producción excesiva de lágrimas, a una complicación con su drenaje o a ambas causas.
Las causas pueden ser varias, incluidos catarros, alergias, cuerpos extraños o la respuesta natural del organismo al ojo seco.
Los síntomas de los ojos llorosos son evidentes: los ojos producen involuntariamente una cantidad excesiva de lágrimas.
Los ojos llorosos no constituyen una enfermedad en sí misma pero, si el problema persiste, deberá consultar con un profesional del cuidado de la salud ocular para que le realice una exploración. Podrían ser una causa subyacente de un proceso que desconoce (como ojo seco, para el que podría necesitar lágrimas artificiales o colirios) o un bloqueo de los conductos nasolagrimales. En ambos casos, el médico podrá ayudarle.